Letur
La Villa de LETUR está situada en un hermoso paraje a cuya belleza ya alude en 1578 la Relación topográfica de Felipe II:
…pueblo fresco y deleitable, alegre y de mucho agua y frescuras, de yedras y vidarras y zarzas y otros muchos que no son de fruto…”
El paseo por sus calles y la contemplación de sus maravillosos paisajes o sus innumerables fuentes de aguas cristalinas, permiten que ahora, cinco siglos más tarde, el visitante pueda disfrutar de un pueblo que conserva prácticamente las mismas características.
Situada sobre un peñón rocoso y estratégico con un solo acceso, cuenta con el trazado urbano de origen musulmán mejor conservado de la provincia de Albacete. Por esta razón fue declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 1983.
Su término municipal engloba tres pedanías: La Abejuela, La Dehesa de Iznar y La Sierra de Zacatín, así como varios caseríos y cortijos diseminados por todo el territorio. Todos ellos de una impresionante belleza, gran importancia histórica y un alto valor natural.
En 2016 contaba con 1.819 habitantes según los datos oficiales del INE, distribuidos entre el pueblo y las pedanías de Tazona, Los Olmos, Cañada Buendía, y El Cañar.
Un poco de historia
En cuanto a su historia, infinidad de yacimientos arqueológicos nos demuestran que han sido varias las culturas y pueblos que han pasado por LETUR. Los primeros vestigios humanos datan del Paleolítico y a lo largo de la historia, íberos, romanos y musulmanes han ido dejado aquí su huella; siendo, sin duda, el legado de estos últimos el más importante.
Tanto el trazado urbano, como el alcantarillado y el sistema de regadío son, entre otros, fruto de su presencia en esta tierra. En el siglo XIII, LETUR es reconquistada por los cristianos y donada a la Orden de Santiago por el rey Fernando III, El Santo. Y de esta Orden dependió hasta que, a mediados del siglo XIX, fue derogada su jurisdicción.